06 mayo 2009

Los creyentes

Comenzaron a llegar desde todos los puntos al bosque donde nos íbamos a reunir .Un lugar escondido en medio de la nada, alli escuchariamos a nuestro Maestro. La primera vez que lo escuche fue en un lugar de mala muerte, local de moteros lleno de peligros, allí se hallaba él con su traje negro, camisa blanca y corbata negra, la biblia en una mano subido a una mesa predicando con una oratoria increíble , hablándoles a una panda de malhechores que lo miraban con gestos de burla mientras se liaban los pitillos de marihuana .Pero él no se daba por vencido predicaba y predicaba sin parar hasta que uno de los moteros le lanzo una botella abriéndole una brecha en la cabeza, creéis que le importo ,siguió predicando cayéndole la sangre a través de la brecha abierta, y allí es donde le conocí empezando a seguirle por todo el estado. Deje casa, familia, trabajo, le di todo mi dinero y me convertí a su religión, de esto hacia ya 10 años. De aquel predicador solo quedaba el traje (vestía siempre igual). Comenzó una ascensión meteórica, televisión, radio, prensa, las arcas no paraban de llenarse de dinero, dinero que según nuestro máximo hacedor servía para dar de comer a los hambrientos, vestir a los desnudos, comprar medicinas para los enfermos, pero todo eso comenzó a decaer de la misma forma que subió, un escándalo de drogas, sexo, prostitución y malversación de los fondos de la congregación, motivo el seguimiento por parte de las fuerzas del estado. Nosotros no lo creíamos, era tal nuestra ceguera, confiábamos en él de tal manera que huimos todos, tan ciegos nos tenia; la razón su oratoria. Unos pocos los más cercanos a él nos pusimos a buscar lugares para reunirnos, unos al norte, otros al sur, otros al este y otros al oeste. Los servicios de seguridad nos seguían los talones así que decidimos junto a nuestro bienhechor el buscar un bosque. Me fui al pirineo encontrando un lugar escondido y apartado de toda civilización donde pudiéramos seguir a nuestro maestro y acabar con todo ya que la gente no nos comprendía, tratándonos como locos.
Localizamos a todos nuestros creyentes para concluir, en la primera noche de luna llena nos reunimos en el claro del bosque que habíamos hallado, todos los creyentes llegaban desde todos los sitios hasta el lugar de la reunión, nuestro Maestro ya se hallaba en el altar con su traje negro, camisa blanca, y corbata negra su discurso el de siempre, mientras sus mas cercanos preparábamos los vasos con el veneno para acabar con todo.
Comenzamos a rezar pidiendo por todos y para llegar a lo más alto, nuestro Maestro termino diciendo que nos vería en un lugar mejor, luego todos por orden nos dirigimos a los vasos para acabar con todo……..

3 comentarios:

Zayi Hernández dijo...

siempre sucede así... que lástima que hayan tantos hambrientos de fe que sean tan ciegos como inocentes... me gustó.
besitos.

estoy_viva dijo...

Bueno bueno hoy un relato que podria tener dos versiones, una morir por su religion y la fe ciega por su maestro....otra la que todos se beben el veneno y su maestro escapa para seguir....lo siento siempre busco y rebusco a todo lo que leo y le doy la varias vueltas....si lo se soy muy torcida...jaja
Te deseo un feliz fin de semana
Con cariño
Mari

José María dijo...

Este relato me confirma la opinión de que la "fe ciega" no es conveniente. Ni fe ciega en religiones, en dioses o en personas que saben embaucar al prójimo, generalmente en beneficio propio.
Un abrazo