LOS CABALLEROS II

El campo de batalla pronto se vio envuelto en un amasijo de cuerpos ensangrentados, las espadas cortaban pinchaban y mataban, las flechas emitían su sonido de muerte desde las nubes, no se veía el cielo tal cantidad de flechas nos tiraban desde el otro lado produciendo una cantidad ingente de muertos.
Me gire con mi montura y le dije a Pelegrin:
-Tenemos que acabar con los arqueros, o al menos evitar que nos lacen mas flechas, vamos a avisar a Maldor, alajor y unos cuantos caballeros, bordeamos el bosque y nos situamos por detrás, cargamos contra ellos y nos cargamos a todos que podamos, eso los desconcertara dándoles tiempo a los nuestros para contraatacar.
Giramos los dos al mismo tiempo y nos pusimos a la altura de Maldor y Alajor, les dijimos lo que íbamos a hacer .Cogimos 40 caballeros, lanzándonos al galope bordeamos el bosque situándonos por detrás. Gritando como posesos cargamos contra los arqueros, estos se giraron mirándonos con cara de terror pues no se esperaban que les atacaran por detrás, degollamos y matamos en un decir Jesús, al darse cuenta nuestra infantería de lo que estaba sucediendo cargaron con todas sus fuerzas, lo que provoco que la batalla se inclinara a nuestro favor.
Poco a poco la infantería enemiga se fue retirando dejando tras de sí innumerables bajas, pudiéndonos hacer con el blasón enemigo lo que provoco los vítores de todo nuestro campesinado, forzado ahora a ser soldado. Galopando, 50 guerreros nos dirigimos hacia donde estaba nuestro Rey en lo alto de la colina rodeado de sus mariscales, el caballero más viejo le entrego el blasón del otro Rey, aceptándolo este con orgullo, poco después mando que sirvieran a todos vino caliente especiado- para resucitar el alma-dijo.
Después de recoger a los heridos e incinerar a nuestros muertos el Rey mando levantar el campamento para dirigirnos a palacio.
Cuando llegamos al reino nos esperaban por los caminos, la gente preguntaba por los suyos unos lloraban cuando recibían la noticia de que habían muerto, otros lloraban porque regresaban tullidos pero regresaban y otros lloraban de ver regresar a los suyos con vida.
Mientras que la gloria nos la llevábamos el Rey y los caballeros, el campesinado tenía que volver a su dura vida, que no era otra que servir a su señor.
En palacio comenzaban a repartir los premios entre la nobleza que no consistía si no en el reparto de las tierras entre los caballeros mas viejos, a los jóvenes nos tocaba el servir a estos nobles mas viejos o en todo caso buscar alguna otra guerra donde servir como mercenarios para conseguir todos estos premios y es que en la edad media la vida era así.


FIN