En algún lugar de Chechenia. . . . . .
Teníamos los camiones ya cargados con toda la ayuda humanitaria que días antes habíamos conseguido para los habitantes de la ciudad chechena de Achjoi Martan, sabíamos que los rusos habían iniciado una ofensiva hacia días dejando atrás un numero incontable de muertos y heridos, y lo más grave era que los habían dejado sin ninguna tipo de ayuda .
Parecía mentira que solo dos días atrás estuviéramos discutiendo los detalles de nuestra operación en la sede de nuestra ONG, habíamos salido desde España con un Hércules repleto de ayuda para los ciudadanos de Achjoi Martan. Las autoridades españolas ya nos habían advertido de los peligros que correríamos y de que ellos poco o nada podrían hacer por nosotros. A nosotros nos importo bien poco y en cuestión de días recogimos suficiente ayuda para enviarla a Chechenia en concreto a la localidad de Achjoi Martan, la cuestión de ir nosotros era porque no nos fiábamos de las autoridades del país para repartirla. En una reunión cargada de debate decidimos que iríamos 5 miembros de nuestra ONG, todos ellos voluntarios y a poder ser sin familia por los posibles riesgos que pudiéramos correr. No faltaron voluntarios, el primero que se apunto fue Carlos un estudiante de 5º de medicina ,24 años alto, moreno, ojos azules de familia, como se decía antes bien, siempre una eterna sonrisa que encandilaba a todas las chicas que se encontraban a su alrededor. El segundo Armando, 35 años rubio, le cruzaba una cicatriz desde el ojo hasta la barbilla de su época de pandillero según decía él, la verdad es que tenía un pasado un poco oscuro y del que nunca hablaba, un verdadero experto en ordenadores de hecho podía manejar cualquier cosa que se le pusiera en sus manos, también era un seductor pero este con experiencia. Había sido capaz de crear de la nada una empresa de informática. La tercera Ana, la más joven de todos apenas contaba 23 años y a la cual pusimos una montaña de objeciones para que no viniera, ella como siempre que discutía defendió con ardor su postura, a la que no pudimos objetar nada sencillamente por la razón que tenia la jodia.Lo mejor de Ana aparte de otras muchas cosas, es que hablaba ruso, lo que nos facilitaría muchas cosas en nuestra empresa,desgabarda de carácter muy abierto ,alta, guapa ,con unos ojos tremendamente expresivos que cuando te miraban, té transmitía tranquilidad y serenidad .El cuarto José ,nuestro intendente ,no en vano era el que mejor preparaba los viajes ,se ocupaba de todo,horarios,comida, hasta la ropa de abrigo que nos teníamos que llevar, feo de narices pero con un gran corazón, todo lo que hacía le ponía cariño y lo que era más importante entusiasmo. Y por ultimo Ernesto el presidente de la ONG.50 años, aunque muchos quisieran estar como él, era el que sufragaba con todos los gastos, gracias a los millones que había amasado con una conservera.
Y allí estábamos en Chechenia con nuestros camiones cargados llenos de comida, medicamentos, mantas. Nos dirigiríamos por carretera hasta Achjoi Martan, una carretera llena de peligros puesto que los rusos tiroteaban a todo que no estuviera convenientemente identificado, por si las moscas los camiones iban con la señal de la cruz roja, aunque por experiencia eso a veces era poco seguro, nadie solía respetarlo.
Eran las 7 de la mañana cuando iniciamos nuestro viaje hacia Achjoi Martan, un viaje que marcaria para siempre nuestras vidas.
1 comentario:
Apasionante Cruzada de solidaridad en lugares de tanto riezgo, sin embargo de gente noble surgen estos gestos y actitudes tan necesarias. Muy bien llevado el relato, eriza la piel y el ama. Un abrazo argentino y cordobés.
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